Habiendo nacido como seres humanos,
tenemos que percatarnos de la Divinidad
en nuestro interior. La principal tarea de
cada individuo, como mensajero de Dios,
es practicar y propagar los principios de la
verdad, el amor y la paz; experimentar la
dicha interior y compartirla con los demás.
Quien propaga asuntos mundanos, fugaces
y efímeros no puede llamarse Mensajero de
Dios. Un Mensajero de Dios es quien ama a
Dios. Quien es amado por Dios es un Hijo de
Dios. Quien comprende el principio de la
unidad llega a ser uno con Dios.
-BABA
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