Dios no es responsable del sufrimiento o el
dolor que uno experimenta. Los pecados
que uno comete son el origen del dolor que
sufre. La felicidad o el dolor son las conse-
cuencias del bien o el mal que uno realiza.
Dios es meramente un testigo. Él no cas-
tiga, ni causa dolor. El Jivi (alma indivi-
dual) no tuvo comienzo, es decir, que no
nació nunca; pero se involucra en una ac-
tividad incesante, de modo que debe sufrir
las consecuencias inevitables de dicha ac-
tividad. Ésta es la ley inquebrantable del
mundo objetivo. La alegría o el pesar es
la imagen de la actividad en que uno se
involucra; es su resonancia, reflejo y reac-
ción. Uno puede ser el testigo, sin preocu-
parse por el bien o el mal de la actividad.
Si uno se involucra, el bien deberá experimen-
tarse cuando se hace el bien, y el mal de-
berá experimentarse cuando se hace el mal.
-BABA
No hay comentarios:
Publicar un comentario