Como sabe mostrarse receptivo, el ser
humano puede llegar a convertirse en
un mensajero del mundo invisible.
Pero aquél que se vuelve demasiado
receptivo, es como una esponja que
lo absorbe todo, tanto lo que es bueno
como lo que es malo. Es preciso pues
estar vigilante. Cuando piensan en el
mundo invisible, demasiadas personas
tienden a imaginar que únicamente
está habitado por espíritus luminosos
y benéficos. No, así como la Tierra no
está sólo habitada por gente de bien,
el mundo invisible también está po-
blado por entidades maléficas, muy
a menudo hostiles hacia los humanos,
y que se divierten induciéndoles al
error o persiguiéndoles. Por esto no
adopten hacia el mundo invisible una
actitud de completa receptividad.
Mientras no hayan realizado el tra-
bajo previo de purificación y eleva-
ción interior que les permita resistir
los ataques de las fuerzas oscuras,
permanezcan vigilantes y activos.
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