Hay dos clases de personas: una, los que se
dedican a acusarse a sí mismos de pecado-
res, y la otra, los que se alaban a sí mismos
como grandes. Ambas sufren preocupaciones
por causa de sus propias aberraciones men-
tales. Lo que ambas necesitan es satisfac-
ción mental, y ésta puede obtenerse por
medio de la meditación. A través de la me-
ditación aumentará la comprensión y cre-
cerá la sabiduría. Para alcanzar esta eta-
pa deben desarrollar un interés y un gusto
por la meditación - es decir, que deben te-
ner un anhelo que no admita ningún otro
paso, y que no tolere ningún obstáculo.
El anhelo debe tener la fuerza de inspirar
el esfuerzo. De hecho, el anhelo no es más
que un esfuerzo dormido; mientras que el
esfuerzo es anhelo en acción. Cuando el
anhelo es débil, el esfuerzo declina; cuan-
do es fuerte, el otro también es activo.
-BABA
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