El habla es un hermoso instrumento,
obsequiado al ser humano
para su propia elevación.
El habla está cargada de un
tremendo poder. A través de
la elección de nuestras palabras
podemos comunicar a una persona
algo que trastorne su equilibrio
o la golpee, haciéndola caer en el dolor;
las palabras drenan su fuerza física
y su coraje mental. Cae al suelo,
incapaz de sostenerse en pie.
Por el contrario, cuando a través del habla
le comunicamos algo feliz, o la animamos,
adquiere la fuerza de un elefante.
Las palabras no cuestan nada,
pero son invalorables.
De modo que tienen que ser usadas
con cuidado. Deben emplearse no
para chismes, que son estériles,
sino para propósitos productivos
y puros. Nuestros ancestros recomendaron
el voto de silencio para purificar a
la palabra de su parte negativa.
La mente orientada hacia la visión
interior de Dios, y el habla orientada
hacia la visión exterior, ambos
promueven la fuerza espiritual
y el éxito.
-BABA