Los problemas y tribulaciones que vienen tras
un intento de destruir las actividades inde-
seables de la mente, desaparecerán median-
te reglas y conductas estrictas. Lo que falta
es sólo que el aspirante espiritual las ponga
en práctica. Ni la más poderosa droga puede
producir una curación, si nos limitamos a te-
nerla a la cabecera del paciente. El paciente
la tiene que tomar, poco a poco, según lo in-
dicado y con el debido cuidado, y procurar
asimilarla en su sistema. Los efectos cura-
tivos de la medicina deben abarcar todo el
cuerpo; el cuerpo debe estar impregnado
del medicamento. Si de tus prácticas es-
pirituales deseas obtener resultados com-
pletos, debes abandonar todos los pensa-
mientos falsos y bajos, y actuar de acuer-
do a las auténticas enseñanzas. Si lo ha-
ces con dedicación, con seguridad obten-
drás el fruto. El secreto del éxito es que
está en proporción directa a la importan-
cia que tú, aspirante espiritual, das a la
conducta recta (Sanmarga).
-BABA