La contemplación de Dios debe ir de la
mano con una vida dhármica. Este tipo
de vida no requiere posición social, eru-
dición, ni vanidad; porque estos sólo ha-
cen perder el rumbo a la gente. Sólo
cuando la mente y el intelecto estén
bajo control, amanecerá en ti el co-
nocimiento del Ser, y tu alma
experimentará la Divinidad.
-BABA