El agricultor, concentrado en el proceso de
cultivar, ignora incluso el alimento y
el sueño, porque está demasiado ocupado
arando, nivelando, sembrando, regando,
desmalezando y protegiendo y cuidando
la cosecha. Sabe que su familia tendrá que
subsistir en base a la cosecha que él
traiga a casa, y que si desperdicia
la preciosa estación en ocupaciones
improductivas, su familia se enfrentará
al hambre y la mala salud.
De modo que deja a un lado o pospone
otras ocupaciones, y enfoca toda
su atención sólo en el cultivo.
Soporta dificultades y privaciones,
trabaja día y noche, vigila los
sembrados que van creciendo,
y recolecta el grano. Como
consecuencia puede pasar los meses
siguientes en paz y alegría, con
su familia feliz. Los estudiantes y
buscadores espirituales tienen
importantes lecciones que aprender
del agricultor. La etapa de la juventud
es la estación para el cultivo
mental e intelectual. Estos años
deben ser cultivados intensiva e
inteligentemente, sin importar
dificultades ni obstáculos.
El clamor de los sentidos precisa ser
acallado; el hambre y la sed
tiene que controlarse; el impulso
de dormir y relajarse
debe contenerse.
-BABA