La vida es como una madeja de hilo. Mientras más se intenta desmadejarla, más enredada se vuelve. La vida es como un estanque infestado de cocodrilos: es difícil atravesarlo evitándolos, pero se tiene que hacer. La vida es como un bloque de hielo que se está derritiendo incesantemente; la verdad tiene que ser realizada antes de que acabe de derretirse. La gente piensa que el hombre está regido por los navagrahas (los nueve planetas) pero, en realidad, es la criatura de dos planetas malignos: raga (apego) y dhwesha (odio).
La vida es una breve obra de teatro. Este cuerpo es como una burbuja, la mente siempre es caprichosa. En el Gita, Arjuna le asevera a Krishna que es difícil controlar a la mente, que constantemente está oscilando. No obstante, el hombre debe concentrarse en su verdadero destino. ¿Cuál es este destino, la meta y el propósito de la vida? El Bhagavata y el Bhagavad Gita lo establecen claramente. Nuestro destino es la fuente de la cual venimos. En tanto el individuo esté atrapado en prakriti (mundo fenoménico), su mente será insegura y vacilante. Mientras hay vida en el cuerpo, es shivam (sagrado); una vez que se ha ido, no es nada. La declaración védica So‑Ham (Él es yo) se demuestra al inhalar aire. Cuando se exhala y se pronuncia “aham”, se abandona el “yo”. So‑Ham proclama la identidad del individuo con la Divinidad (yo soy Él). Esta identidad no podrá entenderse mientras se esté atrapado en los tentáculos del mundo material.
Cada uno de nosotros puede tener una idea diferente acerca de la naturaleza y características de Dios, o de Su forma y atributos. Una persona puede creer que Dios tiene las cualidades y forma de los humanos. Otra puede creer en un Dios desprovisto de forma humana o signos de humanidad, pero que se manifiesta en encarnaciones. Otra puede creer en Dios como sin forma en absoluto. Cada una de estas personas puede hallar en los Vedas declaraciones en favor de su posición. Porque todas tienen fe en Dios, es decir en una misteriosa Shakti (energía), que es fuente, soporte y mantenimiento de todo, un Poder que abarca a todos los demás.
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We may each have different ideas on the nature and characteristics, the form and attributes of God. One person may believe that God has the qualities and form of humans. Another may believe in a God devoid of human form and signs but yet manifesting in embodiments. Another may believe in God as altogether formless. Every one of these can find in the Vedas declarations supporting their stands. For all have faith in God, that is to say, in a mysterious Sakthi (power) which is the source, support and sustenance of all, a Power which subsumes all.