Con mucha frecuencia la gente actúa muy
en contra de los dictados de su propio
Dharma. La gente no sigue el camino se-
ñalado en las sagradas escrituras. La ver-
dad es la más sagrada de las virtudes. Pe-
ro no tienen ni un ápice de veracidad en
ellos. La gente pierde su valor al mínimo
disgusto, y abandonan la aventura de la
vida. Desarrollan una especie de pseudo-
renunciación. Si tan sólo condujeran sus
vidas con la actitud de cumplir con su de-
ber, no necesitarían escapar de ella y bus-
car cavernas y bosques para escapar. Us-
tedes pueden tomar conciencia del Señor
en el deber mismo que les ha sido asig-
nado, en su propia vida Dhármica, sin
importar a qué se dediquen.
-BABA