Así como todas las partes del cuerpo
forman un solo organismo, de la mis-
ma manera todos los seres son como
diferentes miembros de Dios. Cuan-
do hay una herida en la pierna, es el
ojo el que derrama lágrimas. El mis-
mo tipo de relación íntima existe en-
tre Dios y todos los seres, tal como la
que existe entre los diferentes miem-
bros del cuerpo. Debemos darnos cuen-
ta de que nuestras alegrías y nuestras
penas son un reflejo de nuestras pro-
pias acciones; no son causadas por los
demás. Culpar a otros, o a Dios, por
nuestras penas es un gran error. Tú e-
res tu propio testigo. Todo en este mun-
do es reacción, reflejo y resonancia.
-BABA