La imitación es un signo de cobardía, no una
cualidad que asegure el progreso. ¿Cómo pue-
des inspirarte para tu propia elevación, si te
dedicas a odiarte y a desvalorizar tus logros?
No debes avergonzarte de rememorar a tus
ancestros y los maestros del pasado, que edi-
ficaron la cultura que te ha nutrido. Al con-
trario, debes sentirte orgulloso de ellos. Pon
de manifiesto, como ellos hicieron, el poder
que existe en emplear al máximo las propias
energías. No recurras a la débil estratagema
de imitar a los demás. En cambio, asimila las
buenas cualidades que ellos puedan poseer.
Sembramos en tierra una semilla y luego la
proveemos con los ingredientes que necesita:
agua, aire y abono. La semilla brota y crece
hasta hacerse un brote, y por último se con-
vierte en un enorme árbol. Notarás que no
se convierte en tierra, abono, aire ni agua.
Todo eso lo utiliza, pero se adhiere a su pro-
pia naturaleza, y crece hasta ser un árbol.
¡Que vivas tú también como ese árbol!
-BABA