En este mundo todo es efímero, transitorio;
hoy está aquí, pero puede que no esté maña-
na. Por eso, si vas a ansiar algo de todo co-
razón, busca al Señor, que no declina. En es-
ta vida transitoria, también la alegría y el
dolor son forzosamente transitorios. El mis-
mo Señor da y toma, cuando y como quiere.
Todo es suyo; ¡qué tonto es lamentarse cuan-
do toma de nuevo las cosas que Le pertene-
cen! Por lo tanto, la persona sabia no anhe-
la a nadie, ni tiene un apego desmedido por
nada. Que todo el anhelo y el apego sea por
el Señor; sólo Él es eterno, y fuente de toda
alegría. Ama a una persona como persona,
nada más. Si la amas más, es señal de que
te engañas respecto a su verdadera natura-
leza. Sólo por breve tiempo puedes compor-
tarte como si la casa que alquilas fuera tu-
ya. Porque apenas vence el contrato pasa
a otra persona.
-BABA