Debes estar contento, haya pérdida o ga-
nancia. Esto es esencial. Para la mente
contenta, la vida es una festividad eter-
na, pero no hay descanso para la mente
preocupada por el deseo. Con el deseo
molestándote, la concentración es impo-
sible. El deseo es el fuego en tu estruc-
tura; te reduce a cenizas. El contento es
el medicamento efectivo para destruírlo.
Así como un baño en las frescas aguas de
un arroyo refrescan al viajero exhausto y
sudoroso en el calor abrasador del día, el
que sufre el calcinante fuego de la codi-
cia será refrescado por las transparentes
aguas del contento. Recuerda siempre
que el contento te otorga la paz, y la
incrementa. -BABA