Cada actor debe estar consciente de la presen-
cia de Dios detrás del telón de Maya (la ilusión);
cada uno debe estar ansioso de percibir la más
leve sugerencia que Él pueda dar, manteniendo
el rabillo del ojo siempre sobre Él, y teniendo el
oído afinado para captar Su voz. Si en lugar de
esto, una persona olvida el argumento y el libre-
to (es decir, el trabajo para el cual uno ha veni-
do, y los deberes correspondientes), y se limita
a estar de pie y mudo en el escenario, el públi-
co se reirá de su torpeza y acusará a esa perso-
na de arruinar la exhibición. Por estas razones,
cada actor que tenga que interpretar el papel
de una persona en el escenario del mundo, en
primer lugar debe aprender bien el libreto, y
después, recordando al Señor que está tras el
telón, esperar Sus órdenes. La atención debe
estar puesta en ambos: el libreto aprendido
para el papel, y las indicaciones del director
de escena. Sólo la meditación nos da esta
concentración y esta percepción.
-BABA