Llena de amor cada una de tus respiracio-
nes. El amor no conoce el miedo. El mie-
do arrastra al ser humano a la falsedad, la
injusticia y la maldad. El amor no ansía
alabanzas. Sólo quienes no tienen Amor
anhelan recompensa y reputación. El amor
es su propia recompensa. Cuando desees
colocar ofrendas ante Dios, que sean de
amor en vez de objetos materiales. El a-
mor no es una mercadería; no regatees
su costo. Que fluya del corazón sin obs-
táculos, como una corriente de Amor, o
un río de sabiduría. Que no emane de la
cabeza ni de la lengua. Que surja, pleno
y libre, del corazón.
-BABA