Si a cada paso ansías el fruto de tus actos,
serás superado por la pasión. Si el fruto
no está disponible, la laxitud y el disgusto
superarán gradualmente al aspirante espi-
ritual, y la repetición del nombre y la me-
ditación lentamente se secarán. Éste es
el inquieto y apasionado camino rajásico.
Para algunos, el Señor sólo acude a la me-
moria en tiempos de peligro o sufrimiento
agudo, o cuando son víctimas de una pér-
dida o un dolor. En tales momentos, esas
personas oran y hacen votos de organizar
adoraciones rituales (Puja), ofrecen algún
alimento especial, erigen un templo al Se-
ñor, etc. Estaremos calculando la cantidad
de alimento puesto ante el Señor, el tributo
ofrecido a Sus pies, el número de reverencias
ejecutadas y el número de veces que dimos la
vuelta al santuario, ¡y pediremos una recom-
pensa proporcional! Para quienes adoptan esta
actitud en la meditación, y siguen el obtuso
camino tamásico, nunca serán puros ni la
mente ni el intelecto.
-BABA