La devoción es un fruto que madura
gradualmente, a través del proceso
del auto-control y la virtud. No pue-
de haber ningún ejercicio espiritual
para obtener la realización de Dios
sin un intenso desapego (Vairagya).
Sólo después de desapegarnos del
mundo de los objetos, nos será po-
sible alcanzar a Dios. Recuérdenlo.