No es posible la liberación del ciclo de
nacimientos y muertes, ni la pureza del
intelecto y las emociones, sin devoción
al Señor. Quienes tienen dentro de sí la
fuente de extática devoción a la Presen-
cia del Señor, no necesitan ningún texto
que estudiar. La simple contemplación
en la belleza, la gracia y el poder del Se-
ñor les da la bienaventuranza que bus-
can. En ese ánimo extático, descartan
toda conciencia de sí mismos y anhelan
llegar a ser los amados de Dios, y perma-
necen en una unión dichosa con Él. Dan-
zan y cantan en voz alta, y se funden con
Él en genuina alegría y Ananda (bienaven-
turanza). La agonía de los devotos por al-
canzar a su amado Señor es el verdadero
signo de la devoción.
-BABA
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