El sacrificio es la virtud más elevada. No
hay felicidad mayor que la obtenida del
sacrificio. Sólo aquellos que sacrifican
son hijos de la inmortalidad. Quien tie-
ne el auténtico espíritu de sacrificio en-
trega a los demás sin vacilación ni reser-
va, alegremente y con una sonrisa, hasta
su posesión más querida y valorada. En-
tregar el fruto de la acción al Señor es el
verdadero sacrificio. Un Thyagi (aquél
que sacrifica) no duda en sacrificar has-
ta su cuerpo, considerándolo como paja
sin valor. El sacrificio significa algo más
que abandonar riquezas, oro y objetos ma-
teriales. Es desechar nuestras malas cua-
lidades, tales como el odio, los celos, la
ira y la maldad, que se han arraigado
fuertemente a lo largo de muchas vidas.
-BABA
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